Una a Una volvió a echarse al monte para completar con éxito la larga travesía hasta los 1432 metros de altura de la cima del Carriá, en el concejo de Ponga.

Ruta circular: (19/4/2015)
Longitud: 15 km / Tiempo: 6 h (con paradas) / Desnivel positivo acumulado: 1200 m
Ruter@s: Rosa Fernández, Mariví, Mariajo, Luz, Marga, Montse, Méri, Mónica, Lucía, Piniella, Rubén, Javi, Felipe y Rosa.

A las 9:00 de la mañana desayunamos en Cangas de Onís preparándonos para una larga y dura jornada. Acercamos los coches San Ignacio (aguas arriba del Sella por la N -625) y aparcamos junto a la iglesia. Comenzamos a caminar en dirección NorOeste remontando el valle de Mura y pronto llegamos a Cañisquesu. La lluvia nos acompaña y nos espolea a mantener un buen ritmo. Dejamos a nuestra derecha el Cueto Coyugu y el valle de La Trapa y accedemos a Monapieyu donde la subida se vuelve más abrupta para alcanzar Ortigoso.

Accedemos a La Colmada y girando en dirección Oeste afrontamos una larga cresta que nos lleva a Robredo en el límite entre los concejos de Ponga y Amieva. Un último esfuerzo en terreno rocoso y escarpado nos lleva a la cumbre del Carriá. Se han abierto claros en el cielo y la lluvia deja al fin de molestarnos. Disfrutamos de las vistas a las sierras de Poana, Pregondón y Cainava y emprendemos el descenso de los más de 1400 metros de altura de esta hermosa cumbre cuya conquista nos llevó algo más de tres horas.

Buscando una ruta distinta de la que usamos para subir tomamos dirección Sur hacia Llanos de Labia y pasamos por el Canalón de la Boa. La Collada Trechu nos dirige hacia Boquera y después a L’Arenal. Rodeando el promontorio de Los Carbayales nos encontramos con las aguas del río Santagustia y las seguimos al encuentro del Sella admirando los farallones de El Canto El Segredal. Pasamos por el pueblo abandonado de Borges y girando levemente al NorEste recorremos el último tramo de senda que nos devuelve al punto de partida.

Otra espectacular jornada de naturaleza y deporte la de hoy en la que Una a Una ha vuelto a contar con la inestimable colaboración de Piniella, enciclopédico conocedor de estas montañas (y de todas). Rematamos el día con una comida de hermandad en Santillán y nos emplazamos para la próxima aventura (sea ciclista, sea montañera) en la que la primavera debería ya obsequiarnos con días soleados y despejados.










































