Ya quedaron atrás las tierras altas del norte, las largas jornadas de bicicleta, las montañas salpicadas de diminutas aldeas…
Hemos pasado un par de días descansando en Hanoi y seguimos viaje hacia el sur en busca del océano para conseguir un último puñado de recuerdos que llevarnos de vuelta a casa.
Conocimos la bahía de Ha Long y navegamos por sus aguas. Este lugar es un absoluto disparate… de hermoso, de mágico, de grandioso… La Naturaleza parece haberse vuelto loca y haber creado cosas que superan la imaginación del artista más genial. ¡Qué sitio tan increíble!
Tiempo para hacer Tai-chi, disfrutar en kayak, observar con tranquilidad un sitio tan maravilloso, hablar e intercambiar recuerdos… ¡que bien se está en este lugar!.
Cena y velada a bordo del barco, puso el broche de oro para una experiencia inolvidable.
Con tan buen sabor de boca vamos cambiando el chip y preparándonos para dar por acabada esta aventura única.
Este viaje se lo dedicamos a nuestro entrañable Víctor… al que llevamos en nuestro corazón:
Puedes llorar porque se ha ido o reír porque ha vivido.
Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado.
Tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno del amor que compartiste.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda o puedes hacer lo que le gustaría a esa persona: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir adelante.
(Antiguo poema escocés)