Distancia: 13,5 Km
Duración: 5:40 h
Desnivel: + 1000 m
Itinerario: Llananzanes (760 m)- PR.AS-265 Puerto Piedrafita – Fuente Carrilín – Rosecu (850 m) – La Corrallosa (880 m) – Majada Campanal de Riba (1318 m) -Collau Rocín (1430 m) – Monte de Campanal- Vega de la braña – Braña de Llananzanes (1300 m)- El Rasteyu (1085 m)-Arroyo de la Carbazosa (945 m)- enlace con el PR.AS-265 (1365 m) – Fuente Carrilín- Llananzanes.
Ruteras: Charo, Mariajo, Mari Luz, Liliana, Merchuki, Beatriz, Isa, Raquel, Isaac, Belén y Marta.
A pesar de no haber podido hacer cumbre en el Pico la Laguna, tal y como estaba programado, debido a la meteorología, pudimos salvar parte de la ruta, improvisando sobre la marcha una bonita circular por los preciosos bosques que se encuentran en este trayecto.
Partimos del pueblo allerano de Llananzanes, con paraguas en mano, subiendo hasta su parte alta, donde cogemos una pista que te alza hasta el Puerto de Piedrafita, limite de Asturias y León. La pista se adentra en el primero de los bosques siguiendo el PR-AS 265, primer tramo de buen caminar, pasando junto a la fuente del Carrilín. Seguimos nuestro camino, para dejar a la izquierda la cabaña de la Corralosa, donde hay una pista a la izquierda por la que regresaríamos, poco después cruzamos el reguero de la Carbazosa, donde ya encontramos nuestro primer obstáculo acuático del día, teniendo que descalzarnos para pasarlo, de la cantidad de agua que atravesaba el camino, no obstante, el regueru del Fuxu, pudimos sortearlo pasando por encima de las piedras.
Poco después, la pista empezó a ganar altura, en varias revueltas con tramos bien pindios. Dejando el caserío del Posaorio a la derecha nos plantamos en la preciosa braña de Campanal de Riba, con una buena fuente, resaltando la cabaña incrustada entre dos peñas con su tejado de “llábanas”, piedra típica de la zona a modo de pizarra, utilizada para retejar y cerrar fincas.
Después de una breve parada para beber y sacar una foto de Grupo, nos adentrándonos en un
pequeño bosque, pasando por el Collado Rocín, donde al poco y viendo que la lluvia no daba tregua, la niebla estaba metida en el cordal y el viento no nos dejaba avanzar, decidimos dar por
hecha la cumbre y coger un desvío a la izquierda que, en dirección NE, nos introdujo en el Monte Campanal, por donde teníamos pensado regresar una vez hiciésemos el picu la Laguna.
Atravesamos el precioso fayeu, con alguna que otra ráfaga de viento, yendo una primera parte en llano y luego comenzamos a descender en una serie de zetas, para salir al espacio abierto de la vega de la Braña.
Continuamos dirección N hasta toparnos con la amplia y espectacular braña de Llananzanes, prácticamente abandonada, por la que arroyaba gran cantidad de agua, atravesándola por donde mejor pudimos, para llegar hasta su cabaña más baja, donde cogimos un sendero a la izquierda que, nos adentró de nuevo en otro precioso bosque y en continuo descenso nos llevó hasta una gran cascada que desbordaba por todas partes del camino, además de bajar con una fuerza que no daba lugar a la duda, habría que atravesarla con mucho cuidado de no caer y mojándonos hasta la rodilla.
Un poco más adelante, nos volvimos a topar con otra cascada de menor tamaño pero ya nos dio igual por donde pasarla pues ya llevábamos las botas encharcadas y los pies mojados, así que, cruzamos el arroyo sin más.
Después de un tramo más de descenso por el bosque, enlazamos de nuevo con el PR.- de la ida, a la altura de la cabaña de la Corralosa, para desandar el camino de la mañana, hasta el pueblo de Llananzanes y así finalizar una ruta bastante pasada por agua.
Ya sea en secano o pasadas por agua, las Una a Una nos movemos!