Ruta circular en el concejo de Valdés: Cadavedo – pico Paradiella – Cadavedo.
Longitud: 45 km.
Tiempo: 5 horas (con paradas).
Desnivel positivo acumulado: 1300 m.
Cota máxima: 720 m (en la cima del Paradiella)
Cota mínima: -1’5 m (la profundidad a la que estuvo Noelia en la playa de Cadavedo cuando la pilló una ola traicionera que la revolcó por el fondo).
Ruter@s: Puri, Rosa, Manuela, Paula, Noelia, Luz, Mª José, Juan, Juaco, Javi y Félix.
Salida de Cadavedo el día 22 de Septiembre a las 10:00 en dirección a Trevías. A la altura de San Pelayo abandonamos el asfalto y tomamos un desvío a la izquierda. Por pistas forestales superamos Villanueva y tras cruzar el río Máyene afrontamos la subida hacia Gamones por terreno boscoso y sombrío. Pronto llegan las rampas más duras del día: 2 km de pista de tierra siempre en torno al 15%.
Ganada el área recreativa de La Trapa, donde reponemos agua, la pendiente se suaviza, a cambio el calor hace mella. Entre zonas expuestas y otras de sombra rodamos fácil hasta el área recreativa del Carbayín. La altura ya ganada nos recompensa con hermosas vistas de los concejos de Valdés y Tineo.
Perdemos altura en busca de un nuevo tramo de asfalto y de los núcleos urbanos de Faedal, Espiniella, La Mortera y Mones. Aquí, girando a la izquierda, abandonamos de nuevo la carretera para aproximarnos a las faldas del Paradiella, cuya poderosa silueta piramidal domina ya el paisaje.
Subida exigente (unos 4 km) pero de pendiente constante. Caminos de tierra con tramos cementados al principio y graveras cerca de cumbre. Desde lo alto, estupendas vistas de la rasa costera occidental (desde Cabo Peñas hasta la Barra de Navia). Rubén, que nos esperaba en la cumbre, nos explica los innumerables hitos orográficos que se observan.
Lega el momento de los virtuosos de la BTT: dos tremendas bajadas por trialeras de piedra suelta y pendiente de vértigo. Con algún susto menor llegamos a la ermita de San Roque y por carretera estrecha vamos bajando hasta Tablizo. Ya en Cadavedo nos acercamos a su playa. Los más atrevidos se dan un baño en el Cantábrico, los hay que solo piden un descanso acunados por la brisa marina y el sol, y están los que aprovechan para ver las últimas vueltas de la carrera de Fórmula 1. En lo que hay total acuerdo es en la procedencia de un buen bocado y una cervecita.