Memorias de África (V): Pedaladas Solidarias Trans-Atlas 2014; Cuarta Etapa

Ruta Lineal: Imilchil – Aissa (6/9/2014) (Etapa TOSCAF)

Ruter@s: Rosa, Charo, Manuela, Noelia, Mariví, Conchi, Laura, Yoana, Paula, Mariajo, Puri, Sabino, Juan, Jony, Felipe, Víctor, Juaco, Ángel, Gonzalo y Félix

Longitud: 95 km; Desnivel positivo acumulado: 1270 m; Tiempo (con paradas): 10’5 h

Equipo, equipo, equipo
Equipo, equipo, equipo

Se avecina un día duro: muchos kilómetros, mucho calor y mucha altura. Será la etapa reina de nuestro raid. Montamos en nuestras bicis a las 7 de la mañana con la idea de acabar no muy lejos de las 7 de la tarde.

En los primeros 15 kilómetros incluso pasamos algo de frío según remontábamos el curso del Assif Melloul que dibuja, como todos los ríos aquí, un estrecho trazo verde en medio de un paisaje calcinado y estéril. Con el sol a nuestra espalda rodamos por pistas de tierra y comenzamos la serie de tres puertos seguidos que nos martirizarán durante 30 kilómetros.

Fichaje local para Una a Una
Fichaje local para Una a Una

Vemos muchos rebaños de ovejas y algunos de dromedarios y nos maravilla que puedan conseguir aquí algo de sustento. Los pastores siguen observado nuestro paso silenciosos y seguramente intrigados.

La última subida, de unos 6 kilómetros, se hace durísima y los efectos de la altitud nos pasan factura. Más o menos a media etapa coronamos el collado de Tizi N`ouanou. El altímetro dice que estamos a 2900 metros de altura sobre el nivel del mar; es el punto ciclable más alto de nuestra aventura y queremos dedicar su conquista a Chechu Rubiera, padrino de estas Pedaladas Solidarias y buen amigo de Una a Una.

Los colores de África
Los colores de África

Aquí haremos el avituallamiento de hoy, y mientras damos cuenta de nuestros bocadillos y nos hidratamos ocurre lo impensable: un indígena surgido de la nada roba una de nuestras bicis y corre como un demonio con ella a hombros ladera abajo. Khallá sale tras él a toda velocidad y varias de nosotras le imitamos. Nuestro guía le recorta rápidamente distancia y en cuanto lo tiene a tiro empieza a arrojarle piedras. En medio de la confusión y de la escena de histeria que se ha formado vemos como el intruso abandona la bici en el suelo y desaparece entre unos riscos.

Unos minutos después descubrimos que el ladrón era nuestro conductor Abdhulá y que todo fue una broma tramada por Sabino y genialmente interpretada por nuestros guías. Tras el susto inicial pasamos uno de los momentos más divertidos de la semana.

El rey de los puertos
El rey de los puertos

Superada la crisis del ladrón de bicicletas Khallá nos sugiere alcanzar los 3000 metros de altura del pico Aghen Bou N`ouerz, y pará qué decir que aceptamos encantadas el reto. Bajo un sol inmisericorde trepamos la pendiente pedregosa y observamos desde arriba tal maravilla que muchas no pudimos sino emocionarnos: los cañones del Dadés y el Todra. Cuesta imaginar algo más grandioso que lo que ahora estamos viendo. Y dedicamos esta cumbre a la Junta Provincial Asturiana de la AECC.

Empezamos entonces una bajada inolvidable que durante 10 km nos satura la vista con increíbles estampas de barrancos abismales y montañas desoladas. La luz, los colores, nos abruman. Queremos bajar deprisa para disfrutar de nuestras bicis; queremos bajar paradas para no perdernos ni un detalle de este lugar mágico.

Vamoooooos
Vamoooooos

Impresionadas, en estado de shock sensorial, recorremos las últimas decenas de kilómetros del día y vamos llegando a Aissa donde pernoctaremos en una kasbah bereber y sentiremos durante unas horas cómo vive este pueblo milenario que se ha ganado nuestra admiración y respeto.

Antes de la cena Abdhulá nos propone probarnos los trajes típicos de la región pues en la kasbah hay una buena colección de ellos. Todas las chicas se ven geniales y de entre los chicos acordamos que es a Juaco a quien mejor sienta la ropa bereber. Abdhulá desafía a Yoana y a Juaco a salir a dar un paseo por el pueblo caracterizados de bereberes, y allá que se van. Poner un pie en la calle y que niños y mayores empezaran a llorar de risa fue todo uno. No entendíamos a qué tanta hilaridad hasta que una niña del poblado gritó señalando a Juaco; “¡chica, chica!”. El inefable Abdhulá nos la había vuelto a jugar: había vestido a Juaco de mujer y ni por un momento nos dimos cuenta.

El gran Abdhulá
El gran Abdhulá

Entre risas cenamos y entre risas nos fuimos a dormir distribuyéndonos más o menos al azar por las tres habitaciones de la kasbah que compartimos con una muestra bastante representativa de la fauna menor local.

Una a Una se enorgullece de poder dedicar esta etapa maratoniana a Cafés Toscaf, cuyo compromiso con Pedaladas Solidarias Trans-Atlas 2014 nos ha inspirado y llenado de fuerza para llevarla a buen término.