Ruta Circular: Vuelta a los lagos de Msadrid (5/9/2014) (Etapa ELYTE)
Ruter@s: Rosa, Manuela, Paula, Mariví, Puri, Yoana, Mariajo, Charo, Noelia, Conchi, Laura, Jony, Gonzalo, Felipe, Sabino, Juaco, Víctor, Juan, Ángel y Félix
Longitud: 28 km – Desnivel positivo acumulado: 250 m – Tiempo (con paradas): 3’5 h
Tras dos días muy duros (muchos kilómetros, poco sueño) agradecimos hoy una etapa tranquila sin apenas pendientes ni dificultades técnicas que nos llevará por algunos de los enclaves más sorprendentes del Parque Natural del Alto Atlas Central.
Khallá nos preparó un recorrido circular pasando por los dos lagos de la comarca, dos gigantescos oasis en medio de un altiplano desierto. Salimos de Imilchil en dirección Norte y tras unos 6 kilómetros de carretera avistamos el lago Tislit (lago de la novia). Con casi un kilómetro cuadrado de extensión esta laguna con forma de riñón da cobijo a varias especies de peces y de patos y posee un fino cinturón verde de unos pocos metros de ancho que la rodea y separa de la aridez extrema del entorno.
Rodeando el lago, casi tocando sus aguas limpias y muy transparentes, giramos en dirección Este y por pistas de polvo y piedra recorremos unos 8 kilómetros que nos llevan al lago Iseli (lago del novio) más del doble de grande que al anterior y con forma circular.
Dice la leyenda que las lágrimas de dos enamorados formaron estas lagunas, pues él y ella, pastores de las montañas, no podían estar juntos al pertenecer a tribus enfrentadas. Se ve que él lloró bastante más, pero entre el uno y la otra nos legaron esta maravilla natural de un impacto visual inolvidable.
Desandamos parte del camino y giramos hacia el Sur. En medio de un páramo desolado sin rastro de vegetación encontramos algunos asentamientos bereberes y no deja de asombrarnos cómo la tenaz especie humana arraiga incluso donde parecería imposible.
La bajada de los lagos nos lleva por un barranco grandioso, bellísimo, con paisajes desnudos de vida aunque llenos de fósiles marinos que nos hablan desde un pasado remoto en que estas montañas que hoy se elevan a más de 2000 metros de altura fueron entonces el lecho de un océano.
Al fondo de la imponente quebrada vemos la serpenteante línea verde que dibuja el Assif Mellou y admiramos la osadía de este hilo de agua que durante millones de años ha horadado la roca para crear tanta belleza. No hay descanso para nuestra retina ni para nuestras cámaras de fotos.
Terminado el descenso retomamos el asfalto y regresamos a Imilchil impresionadas por todo lo visto y felices de haber podido darles una tregua a nuestras piernas antes de la terrible batalla que nos espera mañana.
Como hoy hemos estado pocas horas en ruta tenemos toda la tarde para revisar nuestras bicis y para perdernos por los rincones de la villa, capital de la milenaria tribu Ait Hadidou. Los niños del pueblo salen a nuestro encuentro, nos cogen de la mano y pasean con nosotras. Nos piden sin cesar golosinas y bolígrafos.
Muere la tarde y nos despedimos de nuestros nuevos amigos; algo de ellos permanecerá para siempre en nosotras, algo de nuestra alma se quedará para siempre en este lugar.
Una a Una agradece a Elyte su valiosísimo apoyo al proyecto Pedaladas Solidarias Trans-Atlas 2014 y quiere dedicarle esta tercera etapa.