Miércoles 15: cruzando el río Navia nuestras ciclistas se meten en el concejo de Coaña y por la rasa costera y con terreno llano se dirigen a La Caridad. Valdepares y Porcía van quedando atrás y Tapia de Casariego ya está en el horizonte cercano a medida que avanzan por la comarca Navia-Eo. En Serantes, con el Puente de los Santos casi a la vista, nuestras valientes se desvían hacia el Oeste y llegan a Castropol. Continuando hasta el fondo de la Ría de Ribadeo Lorena y Conchi alcanzan Vegadeo, villa histórica y puerta de entrada ancestral a Galicia, donde se toman un descanso. Diciendo hasta la vista al Cantábrico, toman la variante interior del Camino y pronto superan Trabada. En el pico de A Cadeira, al amparo de la ermita de San Marcos y con la lluvia pisándoles los talones, hacen noche y reponen fuerzas para el siguiente capítulo de su viaje.
Viernes 17: rodando por el interior de la provincia de Lugo el terreno se vuelve más quebrado y los núcleos de población escasean. Saliendo de Lourenzá interminables bosques arropan a nuestras chicas ofreciéndoles esa estampa milenaria y mágica de la vieja Galicia profunda. Mondoñedo (paraíso de golosos) y O Chao de Aldea son puntos de paso camino de Abadín a medida que Lorena y Conchi avanzan por la falda Sur de la sierra de Xistral. Los múltiples afluentes del Masma son las últimas aguas de querencia cantábrica que encontrarán en su camino. Peleando contra el viento que endurece la etapa llegan a Baamonde y hacen noche en Sobrado, al Norte de los montes de Careón.
Sábado 18: saliendo de Sobrado en dirección Sur-Oeste, Conchi y Lorena enseguida superan Vilanova y Boimorto. Bajando hasta Arzúa con buena temperatura e incluso sol giran hacia el Oeste para iniciar una larga serie de zig-zags que las llevará por Os Penedos, Taboada y O Pedrouzo. A estas alturas empiezan a holer a meta y a triunfo. Xan Xordo y O Castro no son ya sino barrios periféricos de Santiago. Nuestras chicas ya sólo dejan flotar sus bicis por las milenarias callejas compostelanas hasta la misma Plaza del Obradoiro. La mayor catedral románica del mundo les saluda; es el final del camino.
Hoy todo el club Una a Una aplaude orgulloso la gesta de Lorena y Conchi, quienes con coraje y espíritu de equipo han sabido poner una valiosa medalla más en nuestro maillot. Fueron alredador de 350 kilómetros de convivencia y deporte, de amistad y entrega, que ya figuran para siempre en el currículo de Una a Una; casi un día y medio dando pedales y enseñando al mundo nuestros colores. ¡Bravo Lorena, grande Conchi! No vemos la hora de que nos contéis en persona vuestra aventura y de daros el abrazo fuerte que merecéis.