Subida a los Cadavales

Los concejos de Tineo y Cangas del Narcea fueron hoy el teatro de nuestros sudores, el lienzo donde Una a Una dibujó una ruta exigente y larga que nos tuvo rodando durante horas al filo de los 1000 metros de altitud.

Grupo de lujo el que hoy congregó Una a Una
Grupo de lujo el que hoy congregó Una a Una

Ruta circular en Tineo: Tuña  – Llamas del Mouro – los Cadavales – Tuña, (29/6/2014).

Longitud: 39 km  /  Tiempo: 4:30 horas (con paradas)  /  Desnivel positivo acumulado: 1150 m.

Ruter@s: Rosa, Puri, Mariajo, Manuela, Laura, Noelia, Marina, Luz, Olaya, Natalia, Lorena, Paula, Irene, Juan, Javi, Juaco, Rubén, Ángel, Jony, Jorge y Félix.

En el collado de los Cadavales
En el collado de los Cadavales

 

Damos la primera pedalada del día en Tuña (Tineo) a las 10 de la mañana temerosas de los extremos climatológicos: malo si las nubes se cierran y les da por descargar agua, malo si se abren del todo y nos dejan expuestas al martillo implacable del sol.

Comenzamos con calma la primera y hoy única subida del día: una larguísima ascensión de casi 20 kilómetros que debe llevarnos a los altos de la serranía de la Cabra, a veces nombrada como de los Cadavales.

La primera parte de la subida no tiene exigencia técnica (aunque sí física) ni cambios bruscos de pendiente, pero esconde la típica trampa de los puertos largos: o se acierta con el ritmo y los desarrollos o se pagarán los errores cometidos con interminables minutos de agonía en la zona alta de la ascensión. Con buen ánimo, a veces sobre hormigón, a veces sobre asfalto, vamos haciendo camino en dirección NorOeste a la sombra de castaños y robles hasta llegar a Llamas del Mouro, patria de la milenaria cerámica que da fama a la comarca.

La segunda mitad de la subida es más anárquica obligándonos a rodar por terrenos cambiantes: desde pistas francas hasta pedreros y praderías. Se alternan tramos de descanso con muros que nos tientan a bajarnos de la bici. Superado Parrondu encaramos los últimos kilómetros de la ascensión, los más duros y que nos sitúan por encima de los 1000 metros de altitud.

Lorena, Manuela y Juan entrando en Llamas del Mouro
Lorena, Manuela y Juan entrando en Llamas del Mouro

Después de casi tres horas pedaleando hacia arriba coronamos el collado de los Cadavales, punto más elevado de la ruta. El GPS marca 19 kilómetros y 1300 metros de altura, y no estalla en pedazos porque afortunadamente no sabe medir el ácido láctico acumulado en nuestras piernas. Nos hemos ganado las vistas que nos ofrecen los valles de los ríos Somiedo (al Este, sembrado de brañas) y Narcea (al Oeste, más poblado). Ahora impera el optimismo: tras el muy merecido repostaje en BP (Bocadillo y Plátano) tocará bajar, bajar y bajar.

El fotógrafo fotografiado
El fotógrafo fotografiado

El larguísimo descenso, aquí y allá adornado con alguna trialera, con curvas de 180 grados, con graveras trepidantes, nos ofrece hermosas estampas de los bosques que rodean La Azorera y Genestaza. Vadeamos algún río, culebreamos por alguna turbera y dejamos correr las bicis con alegría por pistas forestales antes de reencontrarnos con el asfalto. Cerca de una docena más de kilómetros de bajada, en ocasiones ciertamente pendientes, nos devuelven exhaustas pero encantadas a Tuña.

Fue un placer rodar hoy con amigos de Tous pa Tous y de Ciclando Asturias, y dar la bienvenida a Marina, que además de causarnos una gratísima impresión, va en bici como los ángeles. Rematamos otro divertido domingo en Una a Una con una comida en Tuña llena de buen humor y compañerismo.