Por las playas y montañas de Navia

La Senda Costera Naviega, las Cascadas de Oneta y la Sierra de Panondres fueron los protagonistas de esta bella y espectacular ruta preparada por Puri en el occidente astur.

Una a Una en las cascadas de Oneta
Una a Una en las cascadas de Oneta

Ruta circular en Navia y Villayón: Andés – Oneta – Panondres – Andés, (13/7/2014).

Longitud: 59 km  /  Tiempo: 6 horas  /  Desnivel positivo acumulado: 1421 m.

Ruter@s: Puri, Manuela, Charo, Mariajo, Laura, Lorena (Grado), Ingrid, Ceci, Juaco, Juan, Rubén, Jorge, Manuel, Víctor, Jony y Félix.

En el alto de Panondres
En el alto de Panondres

 

Salimos de Andés a las 10 de la mañana y rápidamente buscamos el Cantábrico para hacer un primer tramo en la Costera Naviega pasando por las playas de La Bragada, Las Cascareiras y El Moro. Por el paseo marítimo de la ría accedemos a Navia y comenzamos una decena y media de kilómetros asfaltados que en continua subida nos llevarán a Arbón y Villartorey. Coronamos El Picarete y al fondo, en el valle, vemos Oneta y allá nos dirigimos.

Por el paseo fluvial de Navia
Por el paseo fluvial de Navia

Pasamos al lado de la iglesia (la Virgen de Oneta tiene un gran ascendente sobre las gentes de la comarca) y nos metemos en las praderías que llevan a sus célebres cascadas tras descender una trialera empedrada. El lugar, bellísimo, bien merece una pequeña parada y la correspondiente sesión de fotos.

Paraíso Natural
Paraíso Natural

Ahora nos esperan fuertes subidas, primero campo a través para regresar a Oneta y luego por asfalto para, pasando por Brañúas, ganar El Segredal y los altos de la sierra de Panondres (punto más elevado del concejo naviego y vértice con el valdesano y el villayonés). A medida que fuimos ganando altura asistimos a la paulatina desaparición de los eucaliptos, pues a este inmigrante australiano que tiene sometida a la flora autóctona del occidente asturiano no le gusta la altura y raramente sobrevive por encima de los 500 metros de altitud.

Bajando hacia la Braña del Río
Bajando hacia la Braña del Río

Las vistas sobre la rasa costera son espectaculares y disfrutamos de un repaso panorámico de los pueblos y accidentes geográficos que desde aquí se dominan: desde Foz hasta cabo Vidio, desde las sierras de Penouta, San Roque y Buspol hasta los cordales de Tineo. Bajamos de Panondres alternando pistas forestales trepidantes con graveras técnicas hacia las canteras de áridos de la Braña del Río. Tras superar Busmargalí y El Bao giramos hacia Santa Marina y nos reincorporamos a la senda Costera Naviega. Cruzamos la villa marinera de Puerto de Vega, saludamos a la virgen de la Atalaya (patrona y protectora de los navegantes desde tiempos remotos) y nos dirigimos al arenal de Frexulfe.

En la playa de Fabal
En la playa de Fabal

Rodamos colgadas sobre el Cantábrico, disfrutando de sus vistas, de su monótona canción milenaria, sintiendo en la nariz sus aromas a yodo y en el fondo de la garganta su gusto salobre. Apreciamos la salvaje belleza de las playas de Cereizo y Fabal y nos despedimos del mar. Regresamos a Andés donde tienen sus minutos contados la empanada, el bizcocho y el requesón de la comarca que hoy nos preparó Merce ganándose la gratitud eterna de Una a Una.

¡Chigrerooooo!
¡Chigrerooooo!

Agradecemos al Andés C.F. su amabilidad al cedernos sus instalaciones (aparcamiento, vestuarios, ducha, lavabicis y cantina) donde rematamos otro domingo triunfante y divertido.