Por segundo año Una a Una cruza Asturias de Norte a Sur, de sus costas a sus cumbres, combinando ciclismo y escalada, deporte y aventura, sacrificio y recompensa.
Ruta lineal: Gijón – Noreña – Mieres – Campomanes – La Cubilla – Riospaso, (26/7/2014).
Longitud: 111 km / Tiempo: 12 horas (con paradas) / Desnivel positivo acumulado: 2400 m.
Ruter@s: Rosa, Conchi, Mariví, Luz, Noelia, Mayte, Charo, Juan, Juaco y Sabino.
A las 8:30 de la mañana ya estábamos las Una a Una haciéndonos la foto de salida en el paseo de San Lorenzo, no tanto por coquetería como por darles tiempo a la cafeína y a la croissantina a mostrar sus virtudes. Con rumbo Sur nos dirigimos al alto de La Madera cuyo asfalto bautizamos con nuestros primeros sudores del día.
Ahora el perfil de la ruta se vuelve más benévolo al apuntar a la primera meta volante del día: Noreña. Con la aguja de la gasolina marcando tres cuartos de depósito y con los visados en regla superamos la aduana fronteriza entre los concejos de Siero y Langreo y seguimos rodando cara al sol (con perdón) hasta empezar a pisarle la puntera de los zapatos a la Cordillera Cantábrica.
El alto de La Gargantada, Rioturbio, Figaredo y Lena nos ven pasar con ritmo ágil pero guardando fuerzas para el último tramo del día. En Campomanes nos detenemos a comer y a partir de este punto las pendientes crecen al afrontar la primera parte del puerto de La Cubilla. No obstante el olor a meta cercana nos estimula y nos ayuda a tramitar las últimas pedaladas del día que nos llevan a Riospaso.
Y ése era el plan hasta que, ya en Riospaso, decidimos dar otra vuelta de tuerca y seguir camino de Tuiza. Y en Tuiza, como no, camino de cima. Nos esperan, nos llaman, 13 kilómetros terribles.
La Cubilla es un enorme exprimidor que hace bien su trabajo: un reguero de zumo de ciclista va mojando el asfalto a medida que conquistamos metros, y las hermosas vistas que ganamos sobre el valle del río Huerna o sobre los crestones del Parque de las Ubiñas-la Mesa apenas suponen un consuelo.
Mediado el puerto todos los platos menos uno, todos los piñones menos uno (quizá dos) son un lastre, un peso muerto que arrastramos montaña arriba y cuyo uso ni nos planteamos. Tras un sinfín de requiebros la carretera se endereza y apunta al Sur durante dos interminables y durísimos kilómetros antes de girar bruscamente hacia el Norte y nuevamente hacia el Sur. Estamos ya en la amplia Z final con la que se corona el coloso.
Con espíritu borbónico (llenas de orgullo y satisfacción) divisamos entre la niebla el cartel de cima: Puerto de la Cubilla, 1683 metros. Pasan de las siete de la tarde cuando emprendemos la retirada hacia Riospaso.
6 concejos y 111 kilómetros que ya son Pretérito Perfecto. Mañana conjugaremos el Futuro Incierto con otra temible ascensión a La Cubilla y la escalada hasta los 2400 metros de Peña Ubiña. Pero ahora estamos entregadas al Presente Contemplativo: yo descanso, tú te relajas, ella se recupera, nosotras cerveceamos, vosotras merendáis, ellas cenan.